El periodismo satírico es un subgénero literario sutil e inteligente que afortunadamente goza de buena salud. Como ejemplo utilizaré los primeros párrafos de una noticia publicada en El Mundo Today el 10 de mayo de 2010.
El castellano antiguo contenía
numerosas faltas de ortografía
LOS AUTORES MEDIEVALES PODRÍAN ESTAR SOBREVALORADOS
La llegada de un nuevo programa
informático a la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de
Madrid ha permitido realizar una serie de comprobaciones que alteran la
perspectiva que se tenía hasta el momento de la literatura medieval
española. “El sistema, desarrollado por Microsoft, permite copiar un
texto concreto y someterlo al análisis automático de ciertos parámetros
filológicos, incluyendo la revisión ortográfica. Aprovechando estas
facilidades, se han diseccionado detenidamente textos escritos en
castellano medieval, empezando por el célebre Poema del Mio Cid, y la
sorpresa ha sido mayúscula” explica el doctor Arístides Avellanos,
catedrático de filología española. La totalidad de los textos medievales
que han sido analizados ha mostrado tener numerosas faltas de
ortografía y gramática, dejando en evidencia la solidez de quienes los
produjeron.
“Ya hay quien asegura que Fernando de Rojas, Jorge Manrique o incluso
Miguel de Cervantes no tenían ni puta idea, pero creo que es pronto
para sacar tales conclusiones” insiste Avellanos, quien no descarta que
las ediciones estudiadas estén mal o que el programa no funcione.
La sorpresa y la confusión de los expertos se acrecientan conforme
aumenta la cantidad de textos sometidos a examen. “Me duele mucho decir
esto, pero es que al volcar en el programa el primer capítulo del
Quijote, el sistema ha indicado que los numerosos errores ortográficos
impedían seguir revisando todo el documento”, reconoce una estudiante en
prácticas de la Facultad. Arístides Avellanos, sin embargo, se muestra
incrédulo y promete que llamará a los responsables del programa
informático para realizar comprobaciones. Tampoco descarta que las
“peculiaridades ortográficas” sean un recurso estilístico de los
autores. “Una manera de acercarse a la torpeza del vulgo”, añade el
catedrático.
Haz clic aquí para leer el resto de la noticia.